Proseguimos con el monográfico dedicado a la procesión Magna Mariana que tuvo lugar el pasado día 18 de mayo en la ciudad de Granada, con motivo del I Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de las Angustias, Patrona de esa ciudad.
En esta ocasión nos centramos en la Hermandad del Santo Entierro y más concretamente en su Dolorosa, la Virgen de la Soledad del Calvario, que tiene sede en la Parroquia de San Gil y Santa Ana.
La imagen de la Virgen es obra de José de Mora del siglo XVII, de talla completa. Representa a María arrodillada, brazos cruzados a la altura del pecho, dolor compungido y un tratamiento meticuloso y exquisito de los pliegues de la ropa. La Dolorosa inclina solemnemente la cabeza hacia el lado derecho y dirige la mirada perdida hacia el suelo. La composición resulta austera y el rostro, conmovedor. Los ojos son de cristal y las pestañas superiores, postizas. La nariz es alargada y la boca, semicerrada, apenas deja ver los dientes superiores insinuados. Lleva cinco lágrimas de cristal, dos en la mejilla derecha y tres en la izquierda. Las manos aparecen extendidas y cruzadas sobre el pecho, recurso empleado por el autor para dejar totalmente visible el rostro de la Señora. La efigie es de talla completa, presentando la toca monjil, túnica y manto impecablemente esculpidos en la misma madera y policromados en severos tonos blancos y negros, respectivamente. El propio autor en 1707 sustituyó las manos por las actuales. En 1996 fue restaurada por Barbara Hasbach.
La corporación posee una réplica de esta imagen que es la que procesiona normalmente, aunque se ha recuperado a la Soledad de Mora para las salidas procesionales, algo que ha autorizado la Curia granadina en los últimos años.
El paso procesional es de aires renacentistas, con una canastilla realizada en madera de de caoba tallada con cuarterones plateados, siendo el autor de los mismos el orfebre granadino Rafael Moreno Medina. Se alumbra con cuatro faroles plateados del mismo orfebre. También, lleva un conjunto de cuatro apóstoles en las cuatro esquinas que fueron tallados por Miguel Zúñiga y que reproducen el apostolado existente en el altar mayor de la Catedral Metropolitana de Granada. Por último, los respiraderos de este paso, labrados en malla con apliques de orfebrería, del taller de Raúl Moreno.
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