Monumento de la Ciudad de Utrera a su ilustre Hijo, Rodrigo Caro |
En la localidad sevillana de Utrera se le rinde tributo con la estatua que ilustra la imagen de esta entrada al poeta Rodrigo Caro. Este utrerano nació en 1573 y murió en Sevilla en 1647.
Estudió cánones en la Universidad de Osuna y en la de Sevilla, donde se graduó en 1596. Desempeño el trabajo de abogado con su tío. Fue ordenado sacerdote en 1598 y recibió un beneficio eclesiástico en la Parroquia de Santa María de la Mesa de su querida Utrera. Consiguió ser nombrado abogado del concejo municipal de su villa y en 1619 empezó a trabajar como censor de libros. Fue visitador general de la archidiócesis (una especie de inspector de iglesias) y en junio de 1627 se trasladó a Sevilla, donde se desempeñó además como juez de testamentos. En 1645 renunció a su capellanía por no poderla atender, debido a una enfermedad de estómago que se le fue agravando.
Mantuvo relación con numerosos autores, como Francisco de Rioja, Francisco de Quevedo, Francisco Pacheco, etc.
Fue, sobre todo, arqueólogo, anticuario e historiador; tenía una gran biblioteca de clásicos y hasta un pequeño museo y escribió tanto en latín como en castellano.
En el campo de la poesía escribió sobre la historia y riquezas de las ciudades andaluzas de Carmona, Utrera y Sevilla, así como sonetos y poemas laudatorios a San Ignacio de Loyola. Utilizó motivos propios de la canción de amor erótica para manifestar su entrega a Cristo y también escribió romances burlescos. Escribió poemas mitológicos divertidos como Cupido pendulus, epístolas en verso, poemas a advocaciones marianas de Utrera, etc. Su poema más famoso e importante fue la Canción a las ruinas de Itálica, que ha pasado a todas las antologías.
Biografía: www.wikipedia.org
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