Valga hoy la instantánea que ilustra esta entrada con la imagen de Santa Lucía, Virgen y Mártir, patrona de numerosos gremios y que actualmente radica en la Parroquia de San Román.
Los ojos de la santa siracusana podemos verlos perdidos en el horizonte mostrándonos el martirio al que fue sometido, pero he aquí que a veces tenemos que ver como Ella, más allá que lo poco que nos obnubila el breve horizonte al que podemos o queremos alcanzar la vista, por que más allá de tu alcance hay más, para eso también tenemos que tener presente que está la cabeza, ese "ordenador" que algunos lo paseamos a veces entre los hombros, para ver los prejuicios que podamos causar.
Y con esto que quiero decir, que a veces pensamos más en un beneficio propio o de un grupo de personas perjudicando notablemente a otro grupo sin tener ni la más mínima consideración a la lealtad, capacidad, físico o la intachable devoción. De un plumazo y por acuerdos, se vapulea una historia que nadie le ha puesto cortapisa con corchetes y que ahora en cada hermano de esta corporación tiene principio y fin, que es lo normal, pero "obligado"..., no dudo ni soy nadie para juzgar pero si para opinar, y en el defecto está la virtud, una virtud que por no ver más allá de donde alcanza nuestra vista se puede volver precaria y vilipendiada por unas premisas que se desvían del camino de la concordia, la caridad y el respeto.
Esperemos que todo vuelva a su cauce y que la vida sea la que determine, junto con el responsable en cuestión, la vida de un costalero, por que como bien escuche en la televisión el otro día, la junta elige al capataz y este a sus costaleros... y siempre ha sido así, "hasta la fecha".
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