Seguimos analizando los pasos que participaron en el Vía Crucis Magno de la ciudad de Córdoba en el año 2013, con un conjunto de piedad más importante iconográficamente hablando de la Semana Santa a nivel mundial, el de la Hermandad de las Angustias.
En 1626 la hermandad encargó la hechura de sus titulares al escultor cordobñes Juan de Mesa y Velasco. Siendo bendecidas en 1628, tras el fallecimiento del imaginero en Noviembre de 1627. Los críticos de arte aseguran que se trata de una de las Piedades más hermosas de la cristiandad, a pesar de su peculiar composición. Sólo se conocen dos restauraciones del grupo escultórico: la que realizó el profesor Peláez del Espino en 1976 y la realizada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico entre los años 2010 y 2011.
La Virgen de las Angustias es una imagen de talla completa aunque pensada para vestir, sedente, que aparece con el rostro bañado en lágrimas, cuatro en cada mejilla. Muestra una sensación de dolor absoluto, que sin embargo no consigue ocultar su singular y delicada belleza, en la que se han extasiado miles de cordobeses a lo largo de los siglos. En su regazo porta la imagen de Cristo muerto, que destaca por su espléndida anatomía y por su unción sacra. El prodigioso brazo derecho cae a los pies de la Virgen, mientras el izquierdo se extiende de manera rígida a la izquierda de la Madre. Aunque se han propuesto otras disposiciones, algunas de las cuales se han ensayado incluso en procesión, una serie de cuadros de los siglos XVII y XVIII muestran que las imágenes siempre se han venerado tal y como hoy se encuentran, por lo que la hermandad las ha mantenido así. La Virgen sostiene una espina en su mano derecha, como si la hubiese acabado de sacar de una de las cejas del Señor, donde se puede ver la señal. Con la mano izquierda sostiene la conmovedora cabeza del Cristo.
En 1957, se adjudica la hechura del nuevo paso a Castillo Ariza. Aceptado por ésta, el proyecto primitivo se modificó para adaptarlo mejor a la imagen de la Virgen, añadiéndole un segundo cuerpo como monumental peana que elevaba la imagen 60 cm. por encima de la canastilla.
El paso es de madera de pino de flandes, tallada, dorada y policromada. Reproduce un esquema retablístico y se ajusta plenamente a cánones barroquizantes. Éste resulta muy elevado y presenta un diseño fuertemente arquitectónico, articulado por tres capillas en cada lado. En cada costero lleva una capilla central, con los relieves de la Lanzada y el Descendimiento, y dos laterales en forma de horno para los evangelistas de Juan Javier Cano. Están separadas por dos netos de rocalla calada.
En las esquinas lleva cuatro copas plateadas con asas de dragón, realizadas en 1968 por Francisco Díaz Roncero.
En el frente destaca la capilla central, muy desarrollada, con la Virgen de la Fuensanta, patrona de las cofradías cordobesas y copatrona de la ciudad,, y un remate en macolla con la imagen de San Rafael. En las capillas laterales figuran los santos Acisclo y Victoria, labrados por Miguel Arjona, siendo discípulo de Castillo.
Miguel Arjona es el autor de los vistosos respiraderos en el año 1987. Son magníficos de talla y dorado, a base de hojarasca sin solución de continuidad. Completan el paso seis candelabros arbóreos, cuatro en las esquinas, cada uno de ellos con seis puntos de luz, y sendos candelabros de cinco tulipas en el centro de cada lateral.
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