La muerte no es el final, es el principio de la Resurrección, la Providencia del Señor descansa en el regazo del Dolor de su Madre, Siete Dolores como Siete Puñales se clavan en su pecho, mientras la Soledad aflora en la coqueta capilla de un San Marcos que vela el entierro de Jesús.
Contraluces para un día que poca luz tiene y que al día siguiente será al contrario, el sonido lento y fúnebre de las notas musicales se mezclan con las nubes que contemplan la silueta del fin Servita.
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