Hoy la entrada la destino para enseñaros el majestuoso altar que montó la priostía de la hermandad de San Pablo, con motivo del quinario en honor de Ntro. Padre Jesús Cautivo y Rescatado, que cumple este año su XXV aniversario desde que llegó al barrio.
Un altar digno de esta corporación joven pero que no le faltaba ni un pero, donde sobre una altura considerable se situaba la imagen del Señor y formando un triángulo equilatero, se ubicaba la Dolorosa, la Virgen del Rosario Doloroso y al otro lado la imagen de San Juan Evangelista de la hermandad de las Aguas, que completaba así el conjunto que talló Álvarez Duarte.
Es quizás el momento de pensarse o plantearse por parte de los dirigentes de la hermandad, la ejecución del discípulo amado.
Por otro lado, y que yo recuerde, es la vez en la que este culto ha tomado esta máxima altura, donde llenaba completamente el altar mayor de la parroquia de San Ignacio de Loyola, dignamente decorado con la candeleria, faroles y candelabros de entrevarales, no faltando la platería que le da ese caché que cogieron las hermandades con solera y a ambos lados del altar las reliquias que posee la corporación, delante de los cuadros de los santos fundadores de la Orden Trinitaria y la Compañía de Jesús.
Flores justas y medidas y cera justa y medida, en conclusión y lógicamente para mi gusto de los altares más completos, por no decir el que más, que ha montado esta hermandad.
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