De nuevo se cumplió con la tradición en la "hora tercia" de acompañar a la Santísima Virgen de los Reyes Coronada en su matinal procesión por las calles adyacentes a la Santa y Metropolitana Iglesia Catedral.
Desde muy temprano, ríos de gente se entronizaban en el casco histórico buscando el punto neurálgico del Cristianismo de nuestra Ciudad, para esperar el transitar de los hermanos, autoridades civiles, militares y eclesiales, y como no... el paso de tumbilla donde lucía más radiante que el ausente Sol, la Reina de Reyes.
Manto rosa dispuesto de sobresaliente y mazos de nardos que con su olor embriagan el olfato de todos los sevillanos que nos concentramos en este recorrido con mucha historia en sus rincones. De nuevo un año más destaca el magnífico elenco de marchas procesionales que disponía nuestra Sinfónica Municipal, al mando de Francisco Javier Gutiérrez Juan, eligiendo con gran gusto la interpretación de las mismas e incorporando piezas nuevas a un difícil repertorio que mejorar.
El trabajo de los hombres del costal y el martillo como siempre, cortito, paso dao paso ganao, y con gran categoría al frente del martillo, como es la generación de los Bejarano.
De nuevo un año más Sevilla rindió honores a la Virgen de los Reyes en su procesión a la cual asistió un beato invitado, Juan Pablo II.
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