Un día cuando mi hija tenga conciencia le enseñaré fotografías y le diré que un día estuvo la Esperanza Macarena, 24 horas en procesión. Que su madre estuvo presente en un pontifical en la Plaza de España donde se respiraba a arco, a centuria, a madrugá... en definitiva a Esperanza.
Un día le comentaré que yo vi a la Esperanza Macarena recorrer la Plaza de San Francisco sobre una alfombra de sal donde hasta el máximo mandatario de la ciudad le rindió pleitesía, donde no cabía un alfiler ante la Reina y Señora de la ciudad.
Un día le inculcaré a mi hija el amor y la devoción que su familia materna, me han ido inculcando hacia Ella, visitaré su basílica, nos pondremos a sus plantas y le diré que un día la Macarena, recorrió el parque de María Luisa, ese que el Lunes Santo será para ella tan familiar cuando sea cautiva de su mirada.
Un día le susurraré al oído que la ví de vuelta, que me recogí muy tarde por estar con Ella, que la Trinidad Salesiana, la acogieron como buenas samaritanas en sus puertas del cielo...
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